Alta velocidad y falta de pericia, detrás de tragedia; tractocamión impactó dos veces

REDACCIÓN

El conductor de la pipa que el pasado 10 de septiembre volcó en el puente de La Concordia, Iztapalapa, conducía a una velocidad de 50 km/h, mayor de la permitida en dicha vía y perdió el control direccional de la unidad en la curva de la glorieta, por lo que impactó en dos ocasiones antes de voltearse.

Así lo detalla el peritaje realizado por la Coordinación General de Servicios Periciales Área de Tránsito Terrestre de la Fiscalía local, sobre el siniestro del pasado miércoles, al cual Excélsior tuvo acceso.

Según el documento, el conductor del tractocamión placas 51AW6X, con contenedor acoplado tipo pipa, tripuló el vehículo “sin la suficiente capacidad técnica al momento del hecho, ya que no mantuvo el control direccional del mismo, así como su carril de circulación correspondiente”.

El reporte, que integra un croquis de la incorporación a la autopista México-Puebla, explica que dicha curva fue tomada a una velocidad “del orden de los 50 km/h”.

Detalla que la parte frontal izquierda del vehículo topó una primera vez contra la barrera de contención, lo que provocó que cambiara su recorrido, y que, por ello, la parte frontal derecha del tractocamión tuviera otro contacto, lo que hizo que la pipa volcara.

EXCESO DE VELOCIDAD E IMPERICIA: PERITAJE

También se integra un croquis de la curva de incorporación a la autopista México-Puebla, que habría tomado a una velocidad “del orden de los 50 km/h”.

El informe oficial, que forma parte de la carpeta de investigación con terminación TRA/006855/2025-09, también señala:

El trabajo de la Coordinación General de Servicios Periciales del Área de Tránsito Terrestre de la Fiscalía incluye un croquis a escala 1:400 en el que se muestra la trayectoria del tractocamión y la pipa que remolcaba, el cual a una velocidad superior a la permitida golpeó en dos ocasiones las barras de contención.

SIN OBSTÁCULOS NI BACHES

El relato es de Adrián Daniel Acevedo Romero, hermano de Erick Vicente, chofer víctima del siniestro del distribuidor vial La Concordia que estuvo en calidad de desconocido hasta el viernes, pues las llamas solamente dejaron visible de su físico un rosario tatuado en su mano.

Momentos antes, médicos del hospital Rubén Leñero le habían dado un informe a familiares de Erick, quienes permanecían afuera, sentados en sillas de plástico y debajo de un toldo.

Con el rostro apesadumbrado, algunos de ellos se abrazaron tras enterarse del estado crítico de su der querido.

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